Proceso Creativo

Texto: Vanessa Bonilla
“ Crear es como hacer un guagua, poner tu espíritu, carne y sangre. Sacar un pedazo de vos en algo que amas y obsequiar para que puedan sentir algo de lo que tu quieres compartir”
Preguntar sobre el proceso creativo, para nosotrxs viene de esa necesidad e intento descubrir cómo crean las mujeres, si es que podemos hablar de algo así como un tipo de creación “femenina” cosa que todavía no podemos afirmar ni encapsular. En todo caso, nos interesaba mirar cómo crean, cómo se dejan conmover por el mundo, por su historia, sus recuerdos, por su contexto y por ese presente que ensaya un futuro. Para hablar de ella empiezo por sus tiempos y rituales:
“No hay un horario específico para la creación. Sólo de pronto fluye en la noche o en la mañana. Hay momentos donde tengo un flujo excesivo de creación y hay momentos donde nada . No es algo que uno busque. Ya en la Mafia Andina sí manejo disciplina para entrenar la voz. Me cuesta mucho crear fuera de mi casa. No puedo ir al estudio y componer, me gusta estar en casa tomar un café y escribir y ahí sí hay momentos donde no me levanto hasta no acabar. No creo que haya una regla de ser rapero, pero cuando me llaman a improvisar me pongo muy nerviosa con el freestyle si puedo porque tengo mis ideas en la cabeza, pero… Siento que tengo un estilo que es muy mío, prefiero estar en mi casa y ahí sí”.
Para la Taki componer en cualquier lugar de su casa está bien, su casa la comparte con su hija y al momento de crear prende una vela, hace ejercicios para relajarse, pero siente que esos momentos son muy orgánicos, como si todo fluyera. Obviamente nace la pregunta de saber cómo es que ella se mantiene económicamente y cómo son sus tiempos de creación, nos cuenta que “ sobrevivo por dar clases de quichua. Y cuando hay conciertos y tocadas está bueno. Por ahí salen trabajos. Yo tejo hamacas”. Este dato es importante para mí porque siento que resuena con mi vida y con la de muchas creadoras que no tenemos las condiciones materiales para dedicar nuestro tiempo a crear y/o componer, sino que tenemos que dividirnos: hacer compartimentos para poder destinar un tiempo para crear, otro para el cuidado, otro producir en el mundo del capital, otro para estudiar y sí se puede para el ocio. Muchos cuerpos para performar y un solo ser agotado, que unas veces logra el equilibrio y otras solo habita el cansancio.
Alison Vázconez dice que “la sostenibilidad de la vida requiere de un sistema económico que mantenga un equilibrio entre los flujos de cuidados, los flujos naturales y físicos, y los flujos monetarios: el sistema capitalista subordina los dos primeros al tercero” (2021,75). Y es justamente así, dentro del sistema en el que vivimos el tiempo que muchas veces no es “rentable” en temas económicos, productivo en términos capitalistas, es difícil de tener y sostener, si al arte y la creatividad no les son funcionales se traduce en tiempo muerto. Cuántas veces queremos descansar, leer, hacer cosas que nos gustan pero estamos atrapadas en producir para sostener la vida, la nuestra y la de otrxs, como pasa en su día a día: “las labores sí las hago sola. La crianza es igual. Un tiempo mi hija se iba a Colombia se quedaba meses, pero luego creció y ya no se va tanto […]Pensé en un inicio que me iba a dedicar a ser campesina y mamá, pero lo hemos logrado. Siempre hay gente que te acoge”. Muchas veces ser madre no es compatible con el mundo, en muchas ocasiones conversando con otras mujeres, no solo del proyecto Disonancias, hacer conciliable las actividades de cuidado con carreras en el mundo del arte o de la música se vuelve un trabajo complicado y a veces imposible. Es necesario muchas veces suspender la vida, buscar ayuda en la maternidad en red o precarizarse doblemente para poder habitar todos esos compartimentos de los que hablaba con anterioridad.
En ella la maternidad no es limitante para su creación, de hecho nos dice:“ mi hija me apoya full, canta mis canciones, me escoge el outfit. Es mi compañerita”, pero sí para su producción: “si voy a Quito es porque debo pensar por dos, tengo que pensar en el cuidado de mi guagua”. Como nos contaba sobrevive de las clases de quichua y de las hamacas, pero como nos dice “ya estoy harta. Este año no fue económicamente solvente, hemos estado apretadas . Quiero un camello, que me de lo mínimo, que me permita invertir en otras cosas y eso que estamos en el campo y no gastamos tanto. Y toca hacer esfuerzos dobles porque la guagua crece. Yo sí espero vivir de la MafiaAndina”. En una entrevista, la cantautora- rapera Anita Tijoux contaba como a los hombres nunca les preguntan en las entrevistas ¿dónde están sus hijxs o con quién lxs dejaron para hacer las giras musicales? Y es que el rol que se nos ha sido asignado al seguir con nuestras carreras y no quedarnos solamente en el ámbito de lo privado solamente es a veces como condena, inmediatamente tenemos una sociedad que nos coloca como esas malas madres si no centralizamos nuestra vida ante el cuidado de lo privado. Aquellas que llevamos en nuestros hombros la carga de tener más sueños que solo criar – cuidar – parir – sostener, muchas veces no tenemos la capacidad de elegir – y esta discusión no tiene que ver con que unos trabajos sean válidos que otros, tiene que ver con una elección que se muestra casi como imposición. Justo para este relato, por coincidencia o sincronía, vi la película “La hija oscura” o “The Lost Daughter” de Maggie Gyllenhaal, si hay una frase que describe la vida de una madre en el mundo contemporáneo es la que la protagonista Leda dice: “Children are a crushing responsibility”, que se traduciría en: lxs niñxs son una responsabilidad aplastante. Pocas de nosotras podemos decir esto cuando nos preguntan por la maternidad, porque decirlo nos coloca en un lugar de no amar lo suficiente, de ser insuficiente, cuando la maternidad es un lugar también de frustraciones y sentimientos de asfixia al criarlos, no todo es maravilloso en especial si las condiciones materiales no son las adecuadas y no hay un acompañamiento de política públicas como garantías en derechos y accesos a de salud, salud mental, educación, cultura. Y la posibilidad de que las maternidades además de no ser siempre maravillosas, no se ejerzan en orfandad social.
Luego de esta reflexión sobre la maternidad, regreso sobre su proceso creativo, a que nos cuente sus experiencias en soledad pero también desde la colectividad, del ir y venir, del yo y del nosotros: “No hay un único camino. Todas las canciones han tenido variaciones […] A veces yo canto y lo guardo, me invento melodías. Sobre todo cuando camino o cuando algo que no sea precisamente cantar”. En su música podemos ver que la cotidianidad se mete en su creación y al revés, que en realidad ella es su propia casa y su propia calma, ahí compone, ahí se encuentran y desencuentra.
“Para la creación, normalmente pongo pistas de beatmakers como cualquier rapero, pero ahora me fluye el rap. Aprendo las canciones a capella, voy jugando y ahí sí voy donde el Nico, él se da la labor. En ese proceso las cosas cambian, pero la esencia se mantiene, todo los coros sí han sido originales, hago los coros y desde ahí nacen las pistas. Pero todo se transforma. Lo que más me gusta es que entre más canto, le sacó más posibilidades.Es básico, pero así funciona”
Cuando habla del proceso de escritura dice “ hay momentos donde sólo me pongo a rapear. No siempre es así. A veces de la nada. Me sale una idea y me pongo a rapear, escribo ese pedazo y me pongo a idear esta canción. Son semillitas que salen de repente”, y es por eso que a veces ese fluir aparece en cualquier lugar por eso intenta estar con algo en la mano para escribir o sino graba en el celular. Y para el proceso colectivo: “Las letras son mías. Inamovibles. Por ahí en la manera de decirlo o métrica es otra cosa” ha colaborado con los hermanos Dávila, Renato y Nicolas. “El Nico y yo hemos tenido un trabajo, complicidad; aprender del otro. Él es brillante, gran productor […] Con el Nico es bacán y complejo porque no tiene la andinidad en su ser… siempre le digo que venga a la comunidad para que cache como vibra esta comunidad, al Inti Raymi”. Nos cuenta que en el proceso del Puka Pacha hubo full humildad ante todo, ambos aportaron mutuamente y se sumó Renato también. Su amistad con Nico tiene más de doce años y nos dice que él la ha conocido en todas sus facetas, “Él me impulsó a hacer un disco y es la parte ejecutiva de La MafiaAndina. Él tiene la actitud para eso, él cree en el proyecto, me siento apoyada. Es una suerte estar con él. Uno solito no puede”. Además de los hermanos Davila, está José:
“que hace la parte visual, una parte necesaria del show de La Mafia. También está el Curi y él entiende de base andina, le mete sonidos más reales y andinos. Es complicidad total también. Lo último que pasó que fue maravilloso de la Mafia Andina el último concierto hicimos una banda. Qué suerte. La Mafia Andina es full versátil. Las canciones pueden entrar en cualquier formato. El último concierto, fue wow; poder hacer con más arreglos. Qué fortuna. Ese formato permite muchas posibilidades. No quiero cerrarme a nada. Fue la cúspide con más arreglos, enlazando con diversos estados de la música. Es full bacán”.
Otro de los procesos colectivos sobre el que le preguntamos fue sobre el tema Rikchari (Despierta)[1]. Una canción que se hizo en el contexto del paro nacional del 2019, en donde el movimiento indigena y otros colectivos sociales exigíamos al gobierno la derogatoria del decreto 883 sobre la eliminación del subsidio a la gasolina y frente a las manifestaciones hubo una represión policial muy fuerte. El paro duró del 2 de octubre al 13 de diciembre cuando en un acuerdo entre el gobierno y quienes se movilizaban se derogó dicho decreto. “Este tema es un temazo porque hay full sentimiento, todos estábamos en shock colectivo. Dijimos vengan a grabar mañana y ese rato. Eso sí fue en 15 minutos literal así como yo tenía pero yo venía pensando tantas cosas, estaba tan conflictuada desde todos los niveles míos de la vida que ya, y yo digo claro le hubiese podido hacer mejor ¡no!, y todo pero decidió, entonces toca montarse en ese porque no había tiempo” También nos contó que ella tenía la voz acabada y lloraba todo el día, le dolía la garganta por el gas y todo era una situación extrema, sobre esta grabación nos cuenta que tenía que grabar en un lado en el norte de Quito y se dio cuenta que en el norte de la ciudad no pasaba nada mientras en el centro y en las periferias se vivía una guerra… “todos súper conectados con ese tema porque es bien real la sensación mismo de la voz y como estábamos así como con esas caras así todo” Para ese paro se produjeron mientras el paro se llevaba a cabo y luego algunas piezas musicales, la importancia de contar la memoria histórica y esta vez en la música siempre es la posibilidad de dejar una huella para la reflexión colectiva y posterior.
Sobre su relación con las mujeres nos comenta: “mis amigas que me apoyan full y me dicen vamos” también nos cuenta, cómo muchas de las mujeres que habitan el ecosistema musical que no hay una presencia tan femenina y por ende se ha relacionado con varones en este mundo de la música. Lo que sí recalca es que la presencia de su madre es muy importante. También indica que su mejor amiga, la Aleja, le ayuda en la composición, se conocen desde que vivíamos juntas y le revisaba, y ahora “le digo que piensas de la letra antes de que se vayan donde el Reno y a producción”. Sobre sus referentes musicales, dice que hay varias y enuncia a: Andrea Echeverri, Lila Downs, mujeres negras y Billie Holiday, Ella Fitzgerald nos dice: “Anita Tijoux la verdadera influencia más grande porque ella rapeaba así tan tranquila y yo decía si ella podía así, yo también”,“la Caye y la Black, yo no rapeaba nada y ellas rapeaban full y entonces ellas también fueron como una puerta para que yo me abra” “yo también quiero ser un referente y eso me gusta de estas mujeres por nombrar otras, hay muchas mujeres que son muy buenas”.
Bibliografía
- Vásconez, Alison (2021)“Entre crisis: reproducción social, cuidados y desigualdad de género” Economía para cambiarlo todo. Feminismos, trabajo y vida digna” Compilación Santillana Ortiz Alejandra, Vizuete, Carla, Serrano Paula y Nora Fernandez Mora. Quito: ILDIS -PUCE. 57-78.
- Arfuch, Leonor. (2008) “Arte, memoria y archivo” Crítica cultural entre política y poética. 1 ed. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. 75–89.

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