Proceso creativo

Texto: Isadora Ponce

TEJER

“crea tus propias categorías no le pidas nada a nadie, empieza a hablar sola y no tengas miedo de crear”

“Intervenir en los modos de hacerse sujeta con un trabajo de invención de un modo de pensar que se sitúe en el espacio de la discrepancia, del desafío a enfrentar las preguntas clausuradas por las exigencias de la estabilidad de la identidad, es hacer de la escritura una tecnología política de subjetivación contra-hegemónica y un acto de resistencia en la carne de la palabra” (2009, 5). Volver a leer esta cita de Valeria me lleva de nuevo al cuerpo de Mayra y sus procesos creativos, donde este es el anclaje de todo. Producir una teoría encarnada, como es el caso de su producción simbólica, implica hacer del cuerpo  un motor y lugar de experimentación que contiene sus propios ritmos para que la creación emerja.

“Lo que yo siento es que efectivamente todo pasa por el cuerpo, nada está por fuera, y en el caso de la creación, he experimentado que si no tengo una actividad física antes de sentarme aquí, por ejemplo, como que maltrató mi cuerpo, porque el ejercicio creativo sí es un ejercicio disciplinar, en cualquier caso, no, ya sea que escribas o pientes, son horas y horas sentados frente a la materia para trabajar. Yo procuro todos los días en lo posible salir una hora a caminar, digo “yo tengo que caminar, estar entendiendo que yo soy íntegra” esa es una cosa que ha sido incorporada en mi vida en estos últimos cinco años, de esa manera consciente, a final de cuentas, la experiencia te dice que lo único que tienes es el cuerpo, o sea no hay ideas, ni trabajo, ni nada con lo que te quedas… la experiencia también te dice que el cuerpo es el instrumento más maravilloso que hay, sin el cuerpo no puedes traducir nada, sin tí, tu totalidad, que eres tú […] Yo siento que la práctica creativa tiene que ser siempre de manera muy equilibrada, me parece super dificil cada vez que expongo a mi cuerpo a sentarse, que me esta pasando en estas últimas dos semanas, sentarme desde las 6:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde sin haber caminado, estoy estropeandome, pero a eso estamos acostumbrados, dices no, eso no puede estar pasando, y significa caminar, hacer la comida, estar presente cuando te bañas, volver a esa integralidad. Porque todo es importante cuando creas, si no estas con todas estas dimensiones de la vida cotidiana de alguna manera entrelazadas, poco sirve que te publiquen, que hayas hecho el gran videoclip, si yo estoy desconectada no sirve de mucho. Eso creo ahora, tengo una conexión muy  fuerte con el cuerpo, pero ha sido un aprendizaje”.

Esa conexión y entendimiento integral con su cuerpo que va desde alimentación y el movimiento cotidiano se enmarca dentro de una disciplina y autoexigencia que se refleja en su trabajo y acarrea los sedimentos que le dejaron su paso por disciplinas como la danza, al igual que su trabajo en el campo donde se “fajaba el cuerpo para que no se caiga la matriz”. “El trabajo en la cultura es serio”, “somos profesionales del campo y eso significa hacer las cosas de forma consciente, no automática y con resultados efectivos porque al final lo que haces es una apuesta por un lugar de enunciación que queremos que esté y que se escuche”, nos dice cuando le preguntamos cómo influye su vida y sus afectos en sus procesos de creación. Su voz refleja su recorrido y madurez y su capacidad de como dice “no exorcizar sus sentimientos en lo que hace”, de que si esta triste, vive la tristeza “y escribo de la misma manera con esa tristeza sin que sea un sin número de cosas”, porque para ella, la cultura es igual que otro trabajo: “si eres un panadero y muere alguien cercano igual haces el pan. Está ahí una fuerza creadora, si vas al campo siembras o cosechas o si eres un contador igual te toca hacer el excel”. Nuestra producción, sea lo que hagamos, “es la posibilidad constante de ejercer la fuerza creadora para hacer las cosas”, y pienso en Marx en su entendimiento del trabajo como la actividad donde expresamos nuestra humanidad y el Gregorio en Weber: en el ascetismo como disposición antes la vida y estructurador del trabajo, la emoción que me produce pensar la creación como el vínculo común en los humanos, la práctica por la cual nos humanizamos. “Me gusta pensar de esta manera, porque de alguna forma le quita el estatuto de arte moderno al quehacer”, y como nos dice  “yo sí estaba muy llevada por esa cuestión”. 

La cultura para ella es un trabajo creativo que implica un acuerdo con ella misma, “hablar con sus circunstancias”, un “un diálogo creativo constante con Fabiano” y “ponerse los tiempos” que cada trabajo requiere, que en su vida parecen ocuparlo todo. Una vida entregada a la cultura que le ha traído sacrificios sobre todo en lo afectivo:[1] la disciplina de su indisciplina, “Por eso no tengo pareja, en verdad hace once años, no es fácil, es así, porque yo sí siento que, o sea las cosas son vinculadas. Este trabajo lo realicé con la  Beca de publicación Príncipe Glauss, que fue la primera que se otorgó para América Latina. Escribir, investigar, crear, explorar con mi propia vida siempre ha sido importante y en torno a estas circunstancias he formado mi familia, que hoy puedo decir es expandida, sobre todo basada en afecto, solidaridades y complicidades. Esto suena fácil pero no ha sido así, esta construcción siempre ha sido compleja y ha significado rupturas para buscar nuevos acuerdos. Mi familia expandida se conforma de amigos, amigas y amores importantes que se han cruzado y quedado  en mi vida.   Nuestro campo es igual que cualquier campo, pero es un campo bien arriesgado, como cualquier y yo si creo que, a ver, cuando yo he ido por el camino del amor, aah es un desastre, se aplaza un montón de cosas, entonces yo he tenido que hacer así como, vuelve, vuelve atrás, y decir todo lo que empiezas tienes que terminar, o sea es como una metodología también que uno va ya planteando, si empiezas esto termina, aprende a cerrar cuando abres algo, cierra, cierra, cierra y así vas, no.”

Como dice Valeria Rojas: “armar/desarmar/montar/desmontar palabras no es un juego del que se salga indemne o sin cicatrices, es una apuesta arriesgada por hacer correr la sangre sin el adiestramiento del latido afín a la utilidad y la plusvalía del ejercicio literario” (2009, 5). Una praxis creativa que en ella no solo se presenta en las cicatrices de su vida afectiva sino en un constante desprendimiento con el mundo académico donde ha tenido un vida bastante solitaria y de incomprensión por sus ideas, sea por que estas no calzan con las corrientes de moda o porque proponen conexiones que incomodan y articula elementos que no han sido “reconocidos” como formas legitimas, com fue su proceso de tesis doctoral[2]: “no fue fácil, atravesé muchas dificultades que no se imaginan porque nadie comprendía, mi vida estaba cambiada. Mi pareja no comprendía, me había ganado la beca para publicar el libro y mi pareja estaba súper asustado. Lo que quiero decir es que cuando una mujer se enfrenta a estos procesos creativos están de por medio muchas más cosas en juego, no es nada fácil. Me divorcié, publiqué, pasaron muchas cosas. Cada investigación, cada proceso de creación lleva dificultades en la vida. Una tiene mil ejemplares pero trastocada la vida. Y eso no pasa en el mundo de la creación para los hombres, no sucede. En mi caso si he tenido unas parejas bastante contemporáneas, imaginense como hubiese sido antes!”.

Sin embargo, a pesar de todas las dificultades su cuerpo no deja de crear y es justamente esta actitud de desprendimiento y posición de margen parte fundamental en su praxis. Nos cuenta que para ella es importante buscar el silencio y la pausa deliberada para que su cuerpo teja y articule desde nuevos espacios. Por ejemplo, en el 2017 tomó distancia durante tres años de las artes, en el momento en que su carrera estaba en auge y se fue a vivir al campo a una finca, a aprender a trabajar con la tierra, a limpiar chancheras y hacer otro proceso cultural que era necesario para ella, “tomé distancia y silencio, dejar de habitar ciertos espacios o conversaciones por un tiempo y de alguna manera deliberada. Por eso te decía que siempre estoy con la maleta ligera. Siempre necesito volver a nacer de otra manera a mis propias maneras. Ahora que han empezado a salir mis canas de manera abierta y que les he dejado salir desde el 2017, me doy cuenta que un día voy a tener las ganas de levantarme y decir esta es una nueva idea y no se como vaya a estar el cuerpo. Tal vez en unos diez, veinte o treinta años, el cuerpo esté, tal vez no, pero será habitar un tiempo distinto y me doy cuenta que esos renaceres van a tener otro tiempo, otros espacios, otra corporeidad y como yo voy a estar en ese momento”. 

Mientras nos habla y nos dice que lo único que nos aconseja, a nosotrxs lxs jóvenes, es que nos casemos pronto con teorías,  miro nuestras caras y nuestra escucha por aprender de una voz sabia que ha recorrido tantos caminos y logra desprenderse del ego,  que no busca el reconocimiento porque como nos dice, su trabajo está ahí y habla por sí solo. Y se toca una pulsera de mullos que tiene el brazo con flores y nos dice, “como me dijo mi Taita Siona Humberto, “cuando se cierra una puerta se abre otra ”. 

Cuando nos cuenta sobre sus proceso creativos, para mi existen tres variables constantes que atraviesan su trabajo: la exploración, que pasa por sus procesos subjetivos y vitales; la interdisciplinariedad, desde la cual genera conexiones y vínculos, como una especie de trabajo arqueológico y de tejido en el que escarba y estira conceptos; y su relación con el contexto y la dimensión política de su quehacer, que le hace estar en constante diálogo con su entorno y procesos colectivos. Por ejemplo su concepto de régimen colonial de la sonoridad nace de un texto que le llega de una investigadora que habla sobre las nuevas formas de tortura en Guantánamo a través de la música y el no contacto. Entonces, busca esas continuidades con la historia y se va al archivo donde empieza a leer todo un cuerpo de crónicas de conquista y encuentra que hay algunas prácticas de tortura a traves de los sonoro que son constantes y se inician en 1492. Que vienen como ella dice “de unos procesos súper fuertes al interior de la naciente Europa que tiene que ver con la inquisición, que es la instrumentalización de los perros, los caballos y de la pólvora, etc.” En el trabajo de archivo empieza a leer cómo los diferentes cronistas cuentan experiencias de violencia vinculadas al sonido de los perros, de la pólvora, etc., a lo cual ella los traduce como un problema sonoro, vinculandolo a la reciente investigación de Guantánamo que habla de las altas frecuencias de hercios como torturas del no contacto. Estableciendo esos tejidos y continuidades, llega a mirar cómo este tipo de tortura “ya estaba inserto como una practica pasada en el 1942 y son formas repetidas en las que la instrumentalizacion de estos aparatos de guerra y animales de guerra van como recemantizando eso que pensamos que es del presente, pero esta en el pasodo y esta en el presente”. Y que no solo lo vé en Guantánamo, sino en nuestra cotidianidad, como nos dice: “hace pocos días el 15 de septiembre, creo, salen los manifestantes de la UNE y les echan perros, entonces vos dices ¿qué es la colonialidad? ¿y qué es el régimen colonial de la sonoridad? el régimen colonial de la sonoridad es algo que estando en el pasado está en el presente y está en el pasado, ¿y qué va haciendo este régimen? va volviendo del sonido un régimen dominante, presente en el mundo contemporáneo. Desde ahí miro, trabajo y escucho la noción del sonido. Desde lo que yo misma he podido tejer con estas conexiones […] Yo hablo de lo sonoro, desde lo que he denominado Estudios Sonoros, ese es mi lugar, no es otro, porque es un hijo mío, es mi categoría. Cuando yo hablo de estudios sonoros estoy hablando de metodologías de trabajo de investigación que permiten ir enlazando la noción de lo sonoro, desde prácticas muy amplias, que básicamente tienen la capacidad de analizar los supuestos epistemológicos del sonido”.

Estar frente al papel, encontrar conexiones, tejer continuidades y que al escribirlas se vuelva un lugar inestable, porque como nos dice, ese es el lugar de la escritura y  tiene que ver con procesos políticos. Conexiones que plantean nuevos entendimientos y formas de crear y pensar el conocimiento y que incomodan porque “no estamos habituados”, ya que para ella por un lado,  el sistema educativo nos forma para pensar de una manera compartimentada y disciplinar, y por otro, el mundo de la reflexión y la práctica artística no establece continuidades y tiene poco trabajó en red. Sin embargo, Mayra no deja de tejer porque “todo está relacionado”, y es ahí en esa puntada que conecta el pasado con el presente una disciplina con otra donde se da el punto de partida para establecer diálogos críticos y generar nuevas categorías.  

Al escucharla y leerla resuena Deleuze y Guattari (1994) y su propuesta sobre la creación de conceptos como el trabajo que nunca es solo de una persona e implica una energía creativa que circula, converge y se cristaliza momentáneamente a lo largo del tiempo y las tradiciones (16). Entender a los conceptos como entes vivos, activos y sujetos al cambio y a su locación en el mundo, que, como ellos proponen, se remiten a otros conceptos, no solo en su historia sino en su devenir y sus conexiones con el presente (23). Por ello, pueden extenderse hacia al infinito pero nunca están creados de la nada ya que sus componentes son inseparables dentro de él, y justamente se caracterizan por ser  heterogéneos y venir de diversos lugares (23), como es en el caso de los Estudios Sonoros que toman conceptos de la sociología, la antropología, la ciencia política, o la práctica de vida. Justamente en estas interferencias entre disciplinas, cuando una mira a la otra, “cuando la filosofía intenta crear un concepto de una sensación o cuando el arte crea sensaciones de conceptos” (9) es cuando el concepto surge como creador de mundo y habla no de la esencia de las cosas, sino del acontecimiento de estas.

La práctica creativa de Mayra crea mundo desde una imaginación radical que busca en los bordes las hendiduras donde las disciplinas, las prácticas y los materiales se confunden para encontrar ahí todo eso que está por inventarse. La fuerzas para desarmar lo que se ha establecido, desencantarnos del mundo y trazar puntadas para un nuevos horizontes de sentido y significado conectadas a luchas materiales pasadas y presentes, que a su vez esbozan el deseo de otro futuro, no desde un plan dado porque esto implicaría ir contra su propio movimiento de inestabilidad y desplazamiento, pero como un espacio de constante devenir hacia un mundo que podría ser, uno sin las violencias que nos atraviesa. Una imaginación es corpórea, que no solo habita la mente sino que comprende nuestros sentimientos, sentidos y la forma en que nuestro cuerpo habita el mundo.

[1] Las parejas  que he tenido, siempre han hecho el esfuerzo por seguir mi ritmo, esto no ha sido fácil de ninguna manera, en nuestro medio no es usual que una mujer coloqué los ritmos y tiempos propios en el contexto de una relación”.

[2] “Tuve un dilema cuando acabé de escribir mi tesis y defenderla, por cierto me gradué con distinción, no obstante todo indicaba para ser publicada debía omitir mis reflexiones críticas respecto a los límites de la perspectiva decolonial, que no aplica en todos los casos menos aún en experiencias históricas como las vividas por los pueblos y nacionalidades de nuestro continente y que en lugar de decolonizarse lo que han hecho en estos 429 años de colonialidad es resistir para pervivir. En estas circunstancias de presión que suelen suceder en la academía, opté por la desobediencia, no cedí a las presiones estudié la cláusula de publicación debía esperar cuatro años para que la tesis pueda ser publicada, actualmente estoy en el proceso de publicación, que se llevará a cabo desde Argentina”.

Bibliografía

  • Deleuze, Gilles, Felix Guattari (1994). What is Philosophy?, Columbia University Press, New York, p. 15-34.
  • Rojas, Valeria (2009). Escribir contra sí misma: una micro-tecnología de subjetivación política, Texto presentado en el I Coloquio Latinoamericano sobre “Pensamiento y Praxis Feminista” realizado en el Museo Roca, Ciudad de Buenos Aires -24, 25 y 26 de junio.

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